17 de junio de 2014

El viento fresco danza sobre el Montseny, el sol se oculta tras las nubes.

Sigue siendo martes, es un martes  largo.

Se llenan de sorpresas las horas, me he emocionado y llorado, quería abandonarlo todo e irme a un lugar donde perderme y dejar de sentir.

Sigo aquí, donde la vida ha perpetrado un atraco a mano armada, la vida me apunta con una pistola del calibre 38, justo entre los ojos, cargada de intensidad y libertad, dispara como si nada, me entrega todo donde no existía nada. No sangro.

El verano llega para aferrarse a la piel, la lluvia sofoca el calor. Nuevos tiempos y nuevos horizontes.

Mi ordenador ha pasado la ITV con éxito, mi hermano, que es un amor, es un genio.

El día lleva el inconfundible sabor de un café intenso y espeso, con hielo y un trozo de limón, un universo de sabores, quizás la llave a unos mundos que esperan ser explorados por mí.

Andar a pesar de los miedos, saltar a pesar de las alturas, sentir la libertad vibrar en cada poro de la piel, así es la vida, metralla que alcanza el alma.

Son las cicatrices las que marcan el mapa de ruta hacia el alma, aquello que vives es lo que eres, aquello que aprendes es lo que expresas y aquello que no te permites es tu tristeza.

Suena Jonsi, Go Do, es alegre y llena todo los rincones de mi alma.

Huele a incienso de jazmín.

Mi gato muy gato duerme en el suelo.


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